Verás.
Esto te puede interesar…
Tenemos una formación.
Bueno, en realidad tenemos varias, pero hoy te voy a hablar de una.
Es de Reformer.
La sala de formación es espaciosa y elegante, con una atmósfera agradable que invita a entrenar.
Pero eso no importa.
En la sala hay 10 Reformers.
No son ni 1, ni 2, ni 3…
Son 10.
Cuando todavía tenías que explicar qué era el método Pilates,
nos encontrábamos con centros pequeños que, para las formaciones, tenían un Reformer o dos… con suerte.
Era apasionante descubrir los ejercicios.
Era frustrante no poder hacerlos todos.
Un Reformer, dos… siete, ocho alumnos.
Había que compartir.
Hoy las cosas han cambiado.
Tenemos una formación y 10 Reformers.
Y eso vale mucho.
Puedes practicar todos los ejercicios.
Todos.
Entonces yo te veo.
Y te corrijo.
Y te explico.
Y resuelvo tus dudas.
Y tú sigues practicando.
A tu ritmo.
Y, de repente, te ves dando tus propias clases.
Porque ya habrás:
Visto.
Entendido.
Asimilado.
Practicado.
Sin pausa.
Sin prisa.
En las formaciones vemos ejercicios —sí—, pero no va solo de eso.
Va de aprender.
¿Aprender qué?
Aprender a transmitir el movimiento,
a facilitarlo,
a complicarlo,
a sentirlo,
a cambiarlo.
Lo que es convertirse en un instructor de Pilates seguro y competente,
con criterio,
no un simple prescriptor de ejercicios.
Para enseñar a otros.
Para hacerles sentir.
Para ser un instructor destacado.
Tenemos una formación.
Tenemos 10 Reformers.
Inscripciones, no siempre.
Tal vez tengas suerte.
Todavía podría quedar la tuya.
Feliz semana.
Rober.

