Verás.
No es enero.
Pero en estas fechas también hay una cuesta.
Cuesta volver después del descanso.
Cuesta madrugar.
Cuesta levantar a los niños.
Cuesta retomar el ritmo.
Cuesta…
Algunos años más, otros menos.
Pero siempre hay que escalar.
A ver…
Puede que no sea el Everest, pero esta cuesta también exige lo suyo.
Hablando del Everest, ¿sabías que en 1922 un grupo de alpinistas intentó llegar a la cima por primera vez?
No lo lograron.
Tuvieron que regresar.
No todos.
Pero el reto quedó ahí.
Otra expedición lo intentó.
Y otra.
Y otra más.
Nada.
Hasta que, en 1953, Edmund Hillary y Tenzing Norgay hicieron historia.
¡Treinta y un años después del primer intento!
Fueron los primeros en hacer cumbre.
Han pasado a la historia.
Pero no empezaron de cero.
Otros les abrieron el camino.
Cada expedición fallida, cada paso mal dado, cada vuelta atrás… fue un escalón más hacia la cima.
¿Te suena?
Porque eso mismo te pasa a ti.
Cada año vuelves a empezar.
Pero no desde cero.
Tu “yo” de antes del verano te dejó un camino recorrido.
Una forma ganada.
Un hábito construido.
Sí, puede que hayas bajado un peldaño.
Que sientas agujetas.
Que dé pereza empezar.
Pero sigues en la montaña.
Escalando.
Y como toda ascensión, hay días de sol y otros de ventisca.
Habrá momentos para avanzar con fuerza, y otros para resguardarte.
Pero teniendo en mente tu cima.
Tu objetivo.
Tu meta.
Nosotros estamos aquí, a tu lado.
Como sherpas que conocen el camino.
Guiando tu esfuerzo.
Acompañando tu subida.
De septiembre a junio
Dos veces por semana.
89 sesiones para escalar.
Tal vez no llegues a la cumbre.
Pero una cosa es segura:
no te quedarás en el mismo lugar.
Así que…
La cima te espera.
Nadie la alcanza por casualidad.
Todo está listo.
La ruta marcada.
¿Vamos?
«Hablo desde la autoridad que otorga el fracaso.»
—F. Scott Fitzgerald
Feliz semana.
Rober.
PD1: La formación ya está en marcha, y aún puedes unirte a la expedición.
No hace falta escalar solo, pero asegúrate de tener a tu lado a quien conoce el camino.
La expedición que te lleva a la cima empieza aquí.
¿Te ha hecho pensar? Reenvíalo a alguien que lo necesite. A veces, una idea sencilla cambia muchas cosas.
 
 
