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¿Eres libre?

Verás…

Esto ya está pasando.
Y quizá ni lo habías notado.

 

En 1949 apareció el Gran Hermano.
¿El concurso? No.
El de la novela 1984.

 

Orwell imaginó una sociedad gobernada por El Partido.
Un partido que lo controlaba todo:

 

Reescribía la historia.
Limitaba la privacidad.

Fomentaba un miedo constante.
(Siempre había un enemigo.)

 

—“¿Vas a hablar de política?”
Pues no.

 

Pero sí de una de las herramientas más poderosas del Partido: la neolengua.
Con ella querían reducir el número de palabras.
Simplificar el lenguaje al extremo.

 

Sin palabras para ciertos conceptos… es más difícil pensarlos.
Y aún más difícil, expresarlos.

 

¿No?… Ya te ha pasado.

 

¿Dónde has dejado el cacharro ese…?
Sí, hombre… ese palo,
que se abre cuando llueve
y evita que te mojes.
Da rabia no recordarla, ¿verdad?

 

Tienes la imagen… pero no la palabra.
Y sin la palabra, el pensamiento se desarma.
Se hace más torpe.
Te limita.

 

Haz los paralelismos que quieras…
Yo te voy a hablar de movimiento.

 

Imagina que has olvidado un movimiento.
Qué sé yo… agacharse, por ejemplo.
No parece gran cosa… hasta que intentas atarte los zapatos sin hacerlo.
Ahí ves la complicación.

 

Con el ascensor no necesitas fuerza en las piernas.
La silla te permite descansar sin agacharte.
Los carritos te llevan la compra sin cargarla.
El coche te lleva donde quieras… sentado.

 

La comodidad ha reducido nuestras capacidades.
No solo las físicas… también otras.

 

Y si no, dime:
¿Cuántos números de teléfono recuerdas hoy?

 

A ver…
No me malinterpretes.
Algunas comodidades son necesarias.
Pero su exceso nos debilita.

 

Vivimos en la era del neomovimiento:
una jaula cómoda, pero sigue siendo una jaula.

 

Igual que la neolengua limitaba las palabras,
el neomovimiento limita nuestra capacidad física.

 

Desafía esa inercia.
Redescubre el valor de elegir la escalera.
Camina un poco más.
Agáchate.
Carga peso.

 

Esas pequeñas elecciones diarias…
son la clave para recuperar tu libertad de movimiento.

 

No se trata solo de moverse más…
sino de moverse mejor.

 

¿Te apuntas a la revolución?

 

“Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo.”
[Ludwig Wittgenstein]

 

Feliz semana.

Rober.

 

PD1. Enfréntate al neomovimiento.
Amplía tu lenguaje corporal.
No vivas en un mundo estrecho.
La libertad se alcanza con conocimiento.
Con nuestras formaciones… empieza la revolución.

PD2:

No todos los esfuerzos merecen la pena. ¿Sabes por qué?
Te lo cuento en el blog. (León no come ratón)

¿Te ha hecho pensar?
Reenvíalo a alguien que lo necesite.

A veces, una idea sencilla cambia muchas cosas.

 

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